lunes, 17 de octubre de 2011

Auden o la voz que amasa la rabiosa dignidad

"El poeta nos habla de hazañas heroicas emprendidas por amor: el amante va hasta el fin del mundo para traer el Agua de la Vida, mata a ogros y dragones, escala una montaña de cristal, etcétera, y su recompensa final son la mano y el corazón de la mujer a la que ama (que por lo general es una princesa). Pero todo esto sucede en el reino de lo social, no en el terreno personal. Viene muy a tono que los padres de la muchacha (o la opinión pública) digan: “Tales y cuales virtudes son esenciales en un yerno (o en un rey)”, e insistan en que cada aspirante que se someta a cualquier prueba, ya sea escalar una montaña de cristal o traducir un pasaje oscuro de Tucídides, demostrará si posee tal cualidad o no: y el aspirante que pase la prueba exitosamente tiene el derecho de reclamarles el consentimiento de la boda. Pero es inconcebible cualquier prueba que haga decir a la muchacha: “No podría amar a cualquier aspirante que fallara, pero amaré a aquel, quien quiera que sea, que la pase”; tampoco es concebible alguna hazaña que le dé al aspirante el derecho de demandar el amor de su amada.
Supongamos, también, que ella dude de la calidad afectiva del héroe (¿él sólo va detrás de su cuerpo o de su dinero?), entonces ninguna hazaña de él, por heroica que sea, puede sacarla de la duda; en relación con ella personalmente, todo lo que eso puede demostrar es que el objetivo del héroe, noble o ruin, es lo suficientemente fuerte para someterlo a la Prueba."
(Poesía y verdad. Un poema no escrito,... XXI
Por W.H. AUDEN)