viernes, 16 de diciembre de 2011

FERROL: LA LLAVE INGLESA

Ferrández: «La sociedad civil ferrolana debe mucho a los ingleses»
HOY VIERNES, A LAS 20h en la GALERIA SARGADELOS, Ferrol


ENTREVISTAAutor de «Ferrol: la llave inglesa»Ferrández: «La sociedad civil ferrolana debe mucho a los ingleses»

El docente del Sofía Casanova, estudioso de la jerga local, narra en su nuevo libro la huella británica en la vida de la ciudad



Guillermo Ferrández Rivera, 60 años, profesor de Literatura en el IES Sofía Casanova e investigador de la jerga ferrolana, presenta mañana (20 horas, Sargadelos) su nuevo libro Ferrol: La llave inglesa. Es el producto del trabajo de recopilación que inició en el 2001, a raíz de una conferencia que pronunció en el campus. Luego llegaron sus estudios sobre el habla ferrolana y, ahora, sobre la huella dejada por los británicos en la vida de la ciudad.
-¿Es tan importante la influencia inglesa o es un mito ferrolano?
-No es un mito. Hay que tener en cuenta que los primeros llegaron en 1750, con Jorge Juan. A partir de entonces, la construcción de barcos comenzó a realizarse con presupuesto cerrado. Llegaron entonces armadores, que luego se llamaron ingenieros, que traían un nuevo concepto de organización del trabajo. Ellos estaban ya en la primera revolución industrial y aquí seguíamos en la Edad Media. Esa fase acaba en Trafalgar, en 1804. Luego la ciudad cae en picado, hasta que llega el Plan Molins, de ahí viene el Cantón de Molins, los barcos dejan la vela y pasan al vapor.
-¿Hay una tercera?
-Sí. Con el Plan de Escuadra de Maura y Ferrándiz, cuando se crea la Sociedad Española de Construcción Naval, con un 40% de capital inglés.
-¿Dónde ve la huella?
-Nace la pequeña burguesía, la sociedad civil, que le debe mucho a los ingleses. Los primeros consignatarios de buques y personas traen la escuela laica, la masonería... La primera escuela de aprendices de la Constructora, luego Bazán, es iniciativa de ellos. Los niños lavan los dientes por primera vez en la historia de Ferrol. El fútbol, los boy scouts... No fueron muchos, pero su influencia en la conciencia obrera, las sociedades de socorro mutuo, montepíos. Ferrol dejó de ser exclusivamente militar y comenzó a ser civil.
guillermo ferrández autor de «Ferrol: la llave inglesa»



“Los ingleses ayudaron a construir la sociedad civil de Ferrol”

Diario de Ferrol-2011-12-16-013-431a80ea
  
guillermo ferrández
profesor y escritor
Fue durante la presentación de su popular libro “El ferrolano”, en el que no faltaban los prestamos del idioma inglés, que el profesor Guillermo Ferrández reparó en la importancia que Inglaterra tuvo en la historia de Ferrol. Ferrández analiza esa influencia en tres etapas concretas en su nuevo trabajo, el singular ensayo “La llave inglesa” que se presenta hoy a las 20.00 horas en la Galería Sargadelos.
entrevista de Nicolás Vidal
Amediados del siglo XVIII Ferrol pasó de ser una villa de 1.500 habitantes dependiente de la pesca a una ciudad de 30.000 que trabajaba para la Armada con gente procedente de toda España y el extranjero. Imaginar esos cambios económicos y sociales produce vértigo. A partir de ahí, y a lo largo de los años, la historia de esta ciudad tiene picos y caídas y sus mejores momentos tienen como protagonistas a los ingleses”. Así cuenta Guillermo Ferrández la tesis esencial de su ultimo trabajo, “La llave inglesa” (Edicións Embora), un ensayo que, confiesa su autor, no contiene tantas novedades en sí como una mirada nueva sobre la historia ferrolana y un aporte a una pregunta que el considera clave: ¿Quiénes somos los ferrolanos, cuál es nuestra identidad?
—Pues bien, ¿quiénes son los ferrolanos y cuál es su identidad??
—Hay que partir de mediados del siglo XVIII para ver lo que pasó en Ferrol, el denominado como “crecimiento californiano”, una población que se multiplica por 20 en 20 años, un crecimiento anómalo y varonil. Aquí vino gente de toda Galicia, toda España e incluso del extranjero, con tercios católicos llegados de Irlanda. El Arsenal lo construyó toda esta gente común, se habla del marqués de la Ensenada o Jorge Juan pero menos de toda esa gente que no estaba previsto que se quedara y creó Ferrol.
—¿Y cuál es el papel de los ingleses en el desarrollo de esta ciudad?
—Mi tesis es que cuando los ingleses participan en Ferrol, la ciudad vive sus mejores momentos y cuando no, se vive una decadencia. El libro apunta a tres momentos concretos: Entre 1749 y 1780, con la creación del Arsenal y la ayuda técnica que prestan. Una etapa que se cierra con el desastre de Trafalgar. De 1850 a 1898, que parte de Molíns como ministro de Marina. Aquí se cambia la construcción de buques de vela a vapor y la creación de diferentes escuelas para la preparación del personal: la de maquinistas, la de Ingenieros, la de Maestranza, la de Artes y Oficios, etc. Esta fase finaliza con el desastre de Cuba en 1898. Finalmente, la etapa de 1910 a 1936, que abre Maura con la decisión de que trabaje el que sabe hacerlo: se crea la Sociedad Española de Construcción Naval, con un 40% de capital británico, una época excepcional que se corta en el 36 con la llegada del franquismo.
—¿En qué se concreta la influencia inglesa?
—Hay una cuestión técnica, de trabajo organizado, uso de presupuestos y otros métodos de la Revolución Industrial en un país feudal. Es evidente que estaban mucho más evolucionados que los españoles, pero también hay una cuestión de mentalidad que sobresale ya en el siglo XVIII, de pura búsqueda del beneficio por encima de las patrias. Por ejemplo, son los ingleses los que le venden a España los cañones con los que España ataca o se defiende de ellos. El beneficio es lo primero.
—¿Y en su forma de construir una mentalidad local?
—Ahí el papel inglés es clave. Su influencia se nota en dar protagonismo civil en una sociedad estamental militar, y en el crecimiento de una cierta burguesía, sobre todo en el primer tercio del siglo XX. Ya durante el XIX traen la masonería, el laicismo y el republicanismo. Luego está la educación, la escuela de aprendices, que desarrolla los principios de educación física, higiene y racionalismo. Eso se nota en la creación de sociedades culturales, los ateneos, o en los deportes, como el fútbol.
—¿Cree que conformaron una ciudad más abierta y culta?
—Es que esas características de Ferrol vienen de esa mentalidad, y por ella fue conocida nuestra ciudad durante años, algo que solo pasaba aquí, en Cádiz, Cartagena y Barcelona durante mucho tiempo. De hecho esa sociedad civil cada vez más articulada se hunde con la llegada al poder de Franco. La ciudad regresa al pasado 150 años, vuelve el militarismo y la estratificación social. Esa es la ciudad ensimismada, Castroforte del Baralla, que retrata Torrente Ballester en “La saga/fuga de J.B.”.
—¿Fue complicada la investigación de todo este material?
—No, porque entre internet y lo que se ha publicado, hay muchísima documentación, con trabajos clásicos de Montero Aróstegui y otros más actuales de José María Cardesín, Manuel Santalla, etc.
—¿Qué cree que aporta?
—Los contenidos se sabían pero estaban dispersos, creo que les he dado unidad y hecho un libro muy divulgativo, de fácil lectura para cualquiera.