VAGO
A la gente que le iba mejor que a nosotros les llamábamos acomodados.
Vivían en casa pintadas y con cisterna en la váteres.
Conducían coches de año y marcas reconocibles.
A los que les iba peor les llamábamos miserables y no trabajaban.
Sus extraños coches descansaban entre chatarra en corrales llenos de polvo.
Los años pasan y todo es reemplazado.
Pero hay una cosa que aún es verdad.
Nunca me gusto trabajar. Mi meta fue siempre
ser un vago. Le veía merito.
Me gustaba la idea de sentarme en una silla
a la puerta de mi casa durante horas, sin hacer nada
más que llevar puesto el sombrero y beber coca-cola.
¿Que tiene de malo?
Encender un cigarrillo de vez en cuando.
Escupir. Pelar un palo con una navaja.
¿A quien le perjudica? Llamar
de vez en cuando a los perros para ir a cazar conejos.
Pruebalo alguna vez.
Saludar cada poco a un chico gordo y rubio como yo
y preguntarle: "¿No te conozco?"
O mejor: "Eh, ¿qué quieres ser de mayor?
(sacado de TODOS NOSOTROS, poesia, Traducción y prologo de Jaime Priede
BARTLEBY EDITORES)